Los niños representan el futuro y las familias preparan el futuro. Dedicar esfuerzos para que su desarrollo sea saludable, tiene beneficios para la sociedad global, para los padres y los demás miembros de las familias y, por supuesto, para los propios niños.
La calidad de la atención a la infancia aparece en múltiples estudios como un factor mediador que afecta al desarrollo infantil, independientemente de que esta atención se proporcione dentro o fuera del hogar.
Dado que los padres son los primeros educadores del niño, (está demostrado que sus creencias, valores y conductas influyen notablemente en el desarrollo de los niños), cualquier actividad dirigida a mejorar la atención y el desarrollo de la primera infancia, debe iniciarse con el apoyo de los padres, fortaleciendo así los esfuerzos que realizan por sus hijos.
Esta idea se ve reforzada por estudios recientes que apuntan, que el niño y su desarrollo evolutivo dependen de los primeros años, por lo que parece esencial que los adultos que conviven con él estén preparados para proporcionarle las condiciones que favorezcan su desarrollo físico, psicológico y social. Por otra parte, en la actualidad, son muchas las familias que creen que la escuela no es la única educadora, consideran que desempeñan un papel importante en la educación de los niños, pero no quieren adoptar pautas autoritarias, como se venía haciendo o como hicieron con ellos. Sin embargo, muchas veces, no saben como hacer y se inhiben. Por eso, se necesita una formación que evite recurrir a modelos tradicionales o a la inhibición e que permita adoptar actitudes que fomenten el desarrollo pleno del niño.
De acuerdo con la UNICEF, la inversión en programas para la primera infancia es una de las maneras de influir en una gran variedad de problemas sociales: la primera infancia es un período en el que los más pequeños cambios positivos pueden generar beneficios de largo alcance. Estos beneficios comprenden:
- Una población más saludable, mejor educada y mejor formada, que tiene más oportunidades de obtener y mantener un empleo productivo.
- Menos repeticiones de curso y deserciones en el sistema escolar.
- Menores grados de delincuencia.
- Menos gastos en desempleo y servicios sociales.